El Día del Niño está a la vuelta de la esquina, y es una excelente oportunidad para reflexionar sobre la cantidad de juguetes que nuestros hijos tienen en casa. En general, son los adultos quienes tienen más problemas a la hora de dejar ir las cosas. Los chicos son más desapegados porque viven en el presente y tienen muy en claro que sus intereses van cambiando a medida que crecen y algo con lo que jugaban el año pasado, quizás ya no les interesa.
Las limitaciones de espacio
El espacio siempre es finito, tanto en las casas grandes como en los pequeños departamentos, el espacio de guardado siempre tiene un límite. Tener esto en claro grandes y chicos, va a evitar que los juguetes de los niños ocupen toda la casa y les va a enseñar desde pequeños a valorar y elegir conscientemente de qué cosas rodearse.
Escucharlos y aprender
Permitirles elegir a ellos que cosas quieren conservar y cuáles no. Es importante, darles participación y aprender de su capacidad de vivir en el presente. Porque a los chicos les resulta mucho más fácil que a los adultos manejarse con la intuición y con las sensaciones más que con la razón y los juicios. Pensamientos como: quien te lo regaló, cuanto salió, o cuanto te gustaba cuando eras más chico, son razonamiento de los adultos, no de los niños. En el proceso, es importante también poder identificar cuáles son los objetos de valor sentimental para ellos y cuáles para vos. Los que son objetos de valor sentimental para vos, no deberían estar ocupando un lugar en su espacio de guardado sino en el tuyo.
Elegir un hogar para los juguetes
Para hacer que el proceso de orden sea más significativo para ellos, proponeles elegir un "hogar" o una "casita" para cada tipo de juguete. Así, después de jugar van a saber a qué casita deberán ir a descansar. Al asignarles un lugar específico, los niños aprenden a cuidar y valorar sus cosas. Este simple acto no sólo fomenta el orden, sino que también les enseña a que es mucho más fácil encontrar sus juguetes cuando están en el lugar elegido.
Ordenar es divertido
Incorporar el orden como parte de las rutinas de juego (cómo hacen las maestras jardineras) es una manera efectiva de enseñarles a los chicos que mantener el orden no es una tarea tediosa, sino una actividad natural y gratificante. Mediante una historia, música, juegos de competencias o de clasificación podés enseñarles a tus hijos que volver las cosas a su lugar es parte del juego. Cuando los niños participan en estas rutinas, establecen una relación sana y agradable con el orden desde pequeños.
Involucrar a los chicos en el proceso de organización les brinda herramientas que le van a servir toda la vida: aprender a disfrutar de los beneficios del orden, no solo en su entorno, sino también en su vida cotidiana.
Si quieres saber más sobre este tema también podés leer mi nota en la Revista Ohlalá