Para muchas, mantener la casa ordenada es un desafío constante. Pese a dedicar tiempo y esfuerzo a organizar cada rincón, la sensación de desorden parece persistir. Hay distintos motivos que pueden estar evitando que tu casa se vea ordenada como a vos re gustaría.
Cosas en exceso
Con el paso de los años en las casas se van acumulando objetos y recuerdos. Esta acumulación provoca que los espacios de guardado disponibles estén abarrotados y que el mantenimiento del orden sea más difícil.
Falta de un sistema de organización
A veces, lo que contribuye al desorden es la ausencia de un sistema claro para organizar los objetos. Cuando las cosas no tienen un lugar asignado o cuando el lugar asignado no es funcional o accesible es mucho más fácil que terminen dispuestas en cualquier lado.
Focos de desorden
En todas las casas hay lugares que tienden a ser focos o rincones de desorden. Puede ser un ambiente completo, una superficie, un cajón, un estante o un rincón que tiende a acumular cosas que "se estacionan" allí. Estos focos de desorden pasan a ser parte de la decoración del espacio y hasta pasan inadvertidos, pero hacen que por más esfuerzos que se hagan el lugar siempre luzca desprolijo y resultan en un imán de atracción para más desorden.
Cambios en las rutinas o estilo de vida
Las personas y las dinámicas familiares cambian a lo largo de los años. Cambios en la composición familiar, cambio de las actividades, cambios de casa, cambios en las rutinas personales, etc. Cuando los sistemas de organización no se adaptan a estos cambios, puede que lo que antes funcionaba ya no sea efectivo y el desorden rebrote.
Dejar para después
Cuando alguno o todos los miembros de la familia no guardan las cosas inmediatamente después de usarlas o desechan las cosas que ya no son necesarias, el desorden sucede. El desorden no aparece y desaparece por arte de magia. A diferencia de la suciedad, que independientemente de lo que hagamos en algún momento va a aparecer, el desorden ocurre por acciones u omisiones propias de quienes habitan el hogar.
¿Cómo resolverlo?
Empezar por identificar el problema es el primer paso y es fundamental para poder encontrar la solución. Las soluciones que te sugiero son las siguientes:
Achicar y evitar la acumulación
Revisar, elegir y descartar las cosas que ya no te gustan o que ya no se usan. Evitar acumular controlando las compras y lo que ingresa al hogar y descartando regularmente lo que ya no te resulta ni bello ni útil.
La basura al tacho
Si bien parece un concepto bastante básico que los residuos deben ir al tacho de basura, generalmente si miramos a nuestro alrededor podemos encontrar bolsas de comercios, papeles de regalos, etiquetas, tickets de compras, recipientes de comida, diarios viejos, folletos, facturas vencidas, etc, etc. Elementos que se acumulan en las casas esperando tener una utilidad cuando en realidad no son más que residuos.
Preguntarse si guardar o tirar estos elementos a la basura contribuye a crear hábitos de orden o de desorden, ayuda a tomar conciencia de las decisiones y a evitar acciones automáticas que contribuyen a la acumulación innecesaria y al caos.
Identificar los focos de desorden
Identificar estos focos de desorden que se vuelven “invisibles” (a veces es útil fotografiar el ambiente) y darles una solución encontrando un verdadero lugar para cada cosa es una forma muy efectiva de atacar el desorden recurrente.
Visible, accesible y cuidado
Al asignarle un lugar a cada cosa y establecer un sistema de organización siempre tené en cuenta que las cosas que no se ven no se usan, que las que no están accesibles tampoco se usan y si se usan, difícilmente se vuelvan a guardar. Los objetos deben entrar cómodamente y estar bien cuidados en el lugar asignado para alojarlos, evitando amontonarlos o aplastastarlos. Es importante pensar en el uso que se les da a los objetos al momento de elegir el mejor lugar para guardarlos y que todos los habitantes de la casa conozcan su lugar de guardado.
Cada cosa en su lugar
El mejor hábito para mantener el orden es guardar las cosas en el lugar que les corresponde ni bien se terminan de usar. Lleva el mismo tiempo y la misma energía apoyar un objeto en cualquier superficie que ponerlo en el lugar previamente asignado. Por ejemplo, al llegar a casa pensar si donde se colocan las llaves, o el abrigo o los zapatos contribuye al orden o al desorden de la casa y tomar la decisión correcta, provocará un círculo virtuoso hacia un hogar más organizado.
Combatir la frustración del desorden perpetuo en casa puede parecer una tarea abrumadora, pero con las estrategias adecuadas, es posible recuperar el control y disfrutar de un ambiente más ordenado y armonioso. Al implementar estas soluciones prácticas y mantener una actitud positiva, vas a estar un paso más cerca de alcanzar el equilibrio que buscás en tu hogar.
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